martes, 15 de febrero de 2011

El Cine Teresa


Hace algunos años solía pasear más por el centro de la ciudad, caminaba muchísimo. Caminaba de metro Juarez hasta el zócalo o desde el metro Balderas hasta el eje Central y de ahí hasta Bellas Artes. Siempre me ha gustado caminar y ver a la gente y lo que hacen mientras platico. Además en ese entonces no tenía ni un quinto y caminar es muy barato.
Después ya en facultad tenía que hacer visitas a República del Salvador y de nuevo me encontraba caminando en el eje central.
Mientras uno camina esas calles y avenidas llenas de gente es difícil apreciar la arquitectura, pero de alguna forma llegué a ubicar dos o tres fachadas destruidas que me recordaban el rostros de ancianas tristes y solitarias.
Pero la fachada que más impresión me causaba, y curiosidad también, era la del Cine Teresa. Azul, misteriosa y anacrónica.
El Cine Teresa y su leyenda se terminarán porque esta siendo demolido por dentro para crear una plaza comercial.
¿Necesitamos más plazas comerciales?
NO
Pero nosotros no decidimos.
Mi padre me cuenta que cuando él era niño solían ir al cine armados con pollo y arroz preparados y que se sentaban en medio de una sala gigantesca a ver la película rodeados por un mar de gente que veía el cine en familia.
Yo se que la felicidad del lumpen proletariado no es de importancia en internet, y bueno de hecho en ningún lugar, pero el empujar a casi la totalidad de la población a ver la televisión es un verdadero genocidio.
Existen otras muchas razones para quejarse, razones de tipo artísticas , como que el interior del Cine Teresa era exquisito.
Otra razón, por algunos seguramente discutible, era su función social, pues era punto de encuentro de hombres y sus secretos.

Y bueno por ahora me conformo con la permanencia voluntaria en esta sala inmensa que es la Ciudad de México.

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